jueves, 10 de noviembre de 2022

La Santa Obediencia

Ya mencionamos anteriormente la grandeza de la pobreza evangélica, ahora podemos esbozar algunas palabras en honor a la santa obediencia, pero atención, que existe una obediencia que no obliga y a la que debemos huir como del mismísimo infierno, y es aquella con la que nos obligamos a hacer algo que está mal: contrario a los mandamientos o que dañan la integridad o el buen nombre ajeno. Es necesario recordar que esta obediencia no obliga y si por error nos sometemos a ella no será tenida en cuenta, al contrario, al cumplirla nos hacemos cómplices del mal y merecedores de castigo.

Pero no hay palabras para alabar la santa obediencia. Por ella Dios se vale para hacernos saber su voluntad. Se puede decir que Dios da a conocer Su voluntad mediante la obediencia. Los hijos deben obedecer a sus padres mientras están bajo su mandato como un religioso deberá recurrir a su superior. Hay que notar que los hombres pecamos y somos débiles y esto puede confundir en cuanto al discernimiento, puesto que naturalmente cuanto mayor santidad o virtud muestre una persona, naturalmente se tiende a confiar más en la misma, mientras uno se encuentre en estado de gracia.

Los frutos de la obediencia se ven tanto en la vida laica como consagrada, como es el caso de religiosos o sacerdotes, que tienen la misión más importante de hacer llegar la gracia de Dios a los fieles de la manera más perfecta. Sé del caso de un sacerdote que después de la celebración de la Misa hacía imposición de manos y como era mucha la gente que hacía cola para recibirla le autorizó a su ministro de la eucaristía para que también lo hiciera. Conozco a una persona que asistió a esta celebración y recibió la “bendición” mediante la imposición de manos de parte de esta persona (de quién desconocía que no tenía la autoridad para hacerlo) e inmediatamente se empezó a sentir mareado y con ganas de vomitar, y esto luego de comulgar. Más tarde se enteró que esta persona que hacía imposición de manos no debía y el sacerdote estaba desobedeciendo al autorizarlo. He escuchado de grandes desgracias de personas que han desobedecido a sus padres aun creyendo que daban honor a Dios. Conozco el caso de una persona que estaba por realizar un viaje y la madre le avisó que soñó dos veces que lo iban a matar en aquel lugar y esto sin que el hijo aún le comunicara su decisión de hacerlo. Gracias a Dios en esta ocasión el aviso de su madre fue motivo para cancelar aquel viaje.

Por lo tanto la obediencia es el camino seguro y eficaz para el cumplimiento de la voluntad de Dios. También es importante discernir y no tomar las decisiones precipitadamente, especialmente cuanto más importante es aquello que debemos decidir.

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