domingo, 6 de noviembre de 2022

Reflexiones 2

1. Aceptando los bienes y los males…

“El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó, bendito sea el nombre del Señor. Si aceptamos de Dios los bienes, ¿no vamos a aceptar también los males?” Un pasaje de la Biblia del libro de Job que puede pasar desapercibido, pero resume el camino que el Señor pide para entrar en el Reino de los Cielos: S.MATEO - Cap.18, 3 “Si no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos”.

No es sencillo ponerse en manos de Dios nuestro Padre, primero hay que tratar con El. Como en la vida y así como nos relacionamos con nuestros padres naturales, hay idas y vueltas. Al principio lo escuchamos con atención (aquellos que deseamos conocerlo), luego nos olvidamos de cumplir aquello que nos pide o nos desalentamos por el trato con el prójimo. Lo importante es siempre volver a nuestro Padre celestial que está pronto a perdonarnos, recuperar ánimo y volver a la senda de la confianza y de la caridad, el camino que nos lleva al Cielo. Aquel que encontró santa Teresa del niño Jesús, que lo describe como el camino más corto al Reino de los Cielos.

Tampoco es sencillo tratar con Dios nuestro Padre, puesto que como se suele decir: donde está Dios, el diablo mete la cola. Seguramente habrán tentaciones y pruebas (y esto es señal que es el camino correcto) pero por la constancia salvaremos nuestras vidas (Lucas 21, 19).


2. El justo aprecio de nosotros mismos…

La mortificación de los sentidos y las disciplinas que nos imponemos a veces para dominar las pasiones ciertamente son meritorias pero no hay que olvidar que toda penitencia y oración deben ayudar a acrecentar la caridad hacia el Dios y el prójimo. Como dijo san Francisco de Asís en cierta ocasión, que puede haber personas que logran largas horas de oración y mortificación, pero al ser insultadas o menospreciadas enseguida se ofenden e irritan.

Podemos tomar la cita evangélica: “Si te golpean en una mejilla, ofrece también la otra”, o “si quieren quitarte la túnica, déjale también el manto”. Requiere madurez espiritual poder vivir estas enseñanzas, ciertamente no se consigue de un día para el otro. Primeramente habrá que hacer nuestros algunos hábitos que nos permitan actuar de manera adecuada ante ciertas circunstancias.

Esto no implica despreciarnos a nosotros mismos, sino por amor a Dios y al prójimo ser condescendientes con la miseria ajena. Para empezar, dar limosna y no despreciar al necesitado pueden ser los hábitos que nos lleven al heroísmo.


3. De vuelta al Padre

La ciencia no puede explicar el origen y el ser del hombre. Lo que es no es un misterio es que el hombre posee un alma inmaterial (puesto que posee potencias inmateriales y es capaz de abstraer) y que fue creado, esto es, no surge de una supuesta evolución, como afirma alguna teoría que hasta el momento no tiene ningún sustento verificable, la cual pareciera más bien una fábula adolescente inventada que una teoría científica. Y como dice el proverbio: De la nada nada surge.

Es necesario leer las Sagradas escrituras para intentar conocer el origen del hombre y en ellas encontramos que al principio vivió en el Paraíso, un estadio inferior a la Visión Beatífica.

Si bien pareciera que el hombre quedó reducido a una condición miserable, gracias a la misericordia de Dios ahora puede alcanzar el estadio que el tentador le ofreció en el Paraíso. Usando la lógica: si por desobediencia el hombre se alejó del Padre, tiene que ser por obediencia que podamos volver a El. Dios nos ayude a darle a su Palabra en las sagradas escrituras la importancia que merecen.


4. La pedagogía de la Sabiduría

Al leer la vida de los santos podemos quedar admirados de las máximas y virtudes que los adornan. Pero, esto se suele dar al final de un camino rudo y exigente, que generalmente pasa desapercibido.

Todos podemos alcanzar la santidad, como dice J. Escribá de Balaguer, es haciendo con amor lo cotidiano donde está la santidad. Efectivamente, las grandes obras son llamativas y pueden inspirar, pero estas son obras de Dios, y es Él quién las hace prosperar. También en esto, en toda gran obra, hay un gran sacrificio humano que la hace posible, y también pareciera que el sacrificio es proporcional al éxito de la obra.

Es cierto que no se ven muy seguido, lamentablemente, personas sabias o santas hoy en día, pero qué prósperos fueron algunos períodos de la historia que vieron nacer varios santos que fueron contemporáneos, con su entusiasmo contagiaban y entre ellos podían valerse para no desanimarse.

Leemos en la Escritura: Al comienzo, la Sabiduría lo conducirá por un camino sinuoso, le infundirá temor y estremecimiento y lo hará sufrir con su disciplina, hasta que tenga confianza en él y lo haya probado con sus exigencias. (Eclesiástico 4, 17).

Se puede decir entonces que es necesaria la perseverancia para ser sabios y humildes. Los deportistas que perseveran alcanzan el dominio de su profesión, y sólo en este estado se tiene una real conciencia de lo que implica ser un atleta “olímpico” y el sacrificio que demanda. Perseveremos pues en la pedagogía de la sabiduría como un atleta olímpico para alcanzar el premio de los que llegan a la meta.


5. Sin guardarnos nada

He conocido personas que realmente han inspirado con su trabajo, pero algo curioso, que las que más se han esforzado, digo, realmente esforzado, son personas humildes. En cambio, no sucede así con aquellos de los cuales se podría pensar que triunfaron en sus profesiones, pero no se puede decir de los mismos que se distinguieron por su esfuerzo. El trato con estas personas da la sensación que son soberbias y que desprecian a otros, pero su conocimiento es muy inferior al primer grupo que menciono, es realmente una diferencia abismal.

¿Cómo es que alguien mediocre que haya “triunfado” pueda ser tan soberbio, mientras que el que realmente sabe en la profesión sea humilde? Se podría explicar aduciendo que el segundo es consiente que la sabiduría es “prestada” y reconoce a Su artífice o que conoce sus límites en cuanto al saber, mientras que el primero cree que ha prosperado (humanamente hablando con lo poco que pudo aprender) por su mucho saber.

Creo que es imposible llegar a un alto grado de progreso en cualquier ciencia y no reconocer una ayuda divina en el proceso. Es que la especificación es tan grande y tanto el tiempo de aprendizaje para realizar con exactitud aquello que nos proponemos (sumado al conocimiento limitado que aún tenemos) que a veces no alcanza una vida para ver los resultados y Dios en su misericordia nos da una mano para que podamos ver resultados de nuestro esfuerzo.

Ciertamente el Señor actúa de muchas maneras y también en modos misteriosos para los hombres, pero siempre recompensa el esfuerzo de una buena voluntad.


6. Medjugorje, un llamado..

Medjugorje es un pueblo de Bosnia-Herzegovina rodeado de montañas (de ahí su nombre) donde la Madre de Jesús desde hace más de 30 años está dando mensajes a la humanidad. ¿Qué puede ser más importante después de la Palabra de Dios que un acontecimiento de esta índole? Anteriormente también sucedió en Lourdes y Fátima donde dio mensajes a la humanidad alertando del grave peligro en que se encontraba y la inminencia de dos guerras mundiales (una primera pronto a desatarse y si el hombre no se convertía llegaría también una segunda).

En mi estadía logré ver a dos de los videntes e interiorizarme con la magnitud de lo que ha provocado el difundirse de los mensajes mensuales que fueron recibiendo los videntes. Cabe destacar que la Iglesia no puede emitir un veredicto sobre el asunto hasta que cesen las apariciones, aunque sí puede alertar a los fieles si encuentra algo que vaya en contra de la doctrina de la Iglesia, hecho que hasta aún no ha sucedido, y realmente se ha estudiado el asunto hasta en sus pormenores.

En Fátima la Virgen dio tres secretos a revelarse en un futuro, aquí en Medjugorje los videntes han recibido 10 secretos, y todos los que presenciaron la aparición los conocen y no pueden revelarlos hasta una semana antes de que sucedan. Ciertamente genera intriga este hecho de que haya secretos considerando que lo que se anunció en Fátima se ha cumplido al pie de la letra. Lo que sí se sabe es que cuando cesen las apariciones quedará como signo una señal visible no hecha por mano del hombre y que todos podrán ver. Pero se comenta que no hay que esperar a que esto suceda para convertirnos puesto que ya podría ser tarde.

En fin, ¡gracias Madre por tu visita y tus palabras de consuelo y aliento!, danos la voluntad de siempre ser mejores.

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