martes, 3 de agosto de 2021

Reflexiones Anónimas


 

Reflexión 1.
¿Cuál es el sentido de la vida?

Esta es una pregunta que se puede responder de maneras distintas según la etapa de la vida en que uno se encuentra.

Siendo joven uno puede considerarse afortunado si hay éxito en los estudios y tiene amistades.

En la adolescencia, se busca más la compañía, y se considera más afortunado al que consigue la mejor pareja. También es exitoso el que logra un buen trabajo.

En la adultez, es afortunado el que puede proporcionar un buen pasar a su familia. Mantener unida y en concordia a la familia también es un gran éxito personal.

Pero en este momento de la vida surge nuevamente este interrogante con una connotación más profunda: ¿Cuál es el sentido de la vida? Y se piensa más metafísicamente la respuesta. Haber logrado el éxito en los pasos anteriores es satisfactorio pero no proporciona una felicidad duradera y, ahora, surge una especie de vacío interior en el planteo de este interrogante. Y, se quiera o no, hay que pensar en la naturaleza misma del hombre, que se escapa a lo meramente visible. Sí, podemos afirmar que hay un alma inmaterial y una tendencia hacia lo infinito. Y hasta donde sabemos, el único ser infinito es Dios, por tanto, si surge este interrogante y hay un vacío interior, hay que plantearse o repensar nuestra relación con el Creador. Lo que sigue depende de cada uno..




Reflexión 2.
La alegoría de la caverna de Sócrates

Esta obra de Sócrates llevada a la escritura por su discípulo, así como tantas otras de este autor, intenta explicar lo divino a través de formas humanas, según la prosa de su época.

Siendo filósofo y queriendo llegar al conocimiento de lo sobrenatural, conceptualizar lo invisible partiendo de lo visible, propone a sus discípulos esta alegoría que, pareciera que tuvo alguna intuición o revelación, pues sale de lo racional, como es frecuente en sus obras.

Para explicar la vida divina, en pocas palabras, Sócrates propone lo siguiente:

Hay en una caverna unos hombres que fueron encadenados en el interior de la misma desde su nacimiento, y esa es la única realidad que perciben. En cuanto al mundo exterior, sólo ven reflejarse sombras en el interior de la caverna, de manera que su percepción de aquellos que transitan pasando por la entrada de la caverna es a través de las sombras que reflejan en su interior, y esa es toda la realidad que conocen. (Los hombres encadenados vendría a ser el género humano). Sobrepasado por la curiosidad de saber más, uno de los hombres logra liberarse de las cadenas y sale al exterior de la caverna. Acostumbrado a la oscuridad, al salir, la luz del sol lo daña, pero luego se acostumbra y puede ver con claridad la realidad exterior. Anonadado con su descubrimiento, intenta explicar a los demás lo equivocados que estaban acostumbrados a la oscuridad de la caverna, y que existe una luz que permite ver todo con claridad, pero a aquellos les parece un delirio sus palabras, y no logra convencerlos para que salgan. E inmediatamente aquellos vuelven a sus pensamientos.

No se encuentran muchos textos que ayuden a entender la realidad divina, pero esta alegoría parece un gran acierto de este amante de la sabiduría, que nos ha dejado esta comparación para poder reflexionar. Pues... a reflexionar!!




Reflexión 3.
¿Y si lo hacemos bien ahora?

¿Cuántas oportunidades tenemos en la vida? No se sabe, pero no son ilimitadas. Lo que sí se sabe es que el hábito (que se obtiene por repetición de un mismo acto) determina nuestra manera de obrar, por lo tanto, se puede esperar un comportamiento predecible, de acuerdo a los hábitos que hayamos adquirido, cada vez que se presenta una oportunidad de elección de vida. Si suponemos (hasta donde se sabe) que nuestras oportunidades se terminan al final de nuestra vida, es hora de pensar si estamos bien, o, conviene aprovechar mejor el tiempo que nos queda. Y puesto que los hábitos determinan nuestra manera de actuar y obrar, habría que considerar si son convenientes para nuestra salvación. Esto lleva a pensar, ¿Qué significa salvarnos?.. Este es el punto en que dejamos de ser el centro de nosotros mismos y nos ponemos en relación a Dios. Como dicen las sagradas escrituras: “El es el principio y el fin”, el “alfa y el omega”, de El venimos y hacia El vamos. Todo lo que hicimos hasta ese punto entra en perspectiva. Entonces hay que preguntarse: ¿cuál es el punto de comparación?

En este escenario podemos estar complicados, puesto que el obrar se mira en la luz divina, bajo la mirada amorosa pero también justa de Dios Padre. En mi opinión, no quisiera esperar menos, puesto que vemos a nuestro creador, pero, ¿estamos preparados para el gran evento de nuestra vida que llega después de nuestro obrar en esta vida..?




Reflexión 4.
Encuentro de civilizaciones

Este es un tema no debatido y por lo tanto genera interrogantes. Este planteo es una perspectiva de tantas.

Por fe y también por razonamiento (véase Aristóteles-Platón y también teólogos cristianos) sabemos que Dios hizo todo lo visible. Ahora bien, lo visible incluye una variedad infinita de vida animal (racional y no racional), vegetal, bacterias, seres unicelulares, etc. y sabemos que el planeta Tierra no es el único planeta habitable y que son incontables la cantidad de galaxias, con millares de planetas habitables cada una de ellas.

Cuando el hombre no había desarrollado la capacidad de observación del espacio profundo creía que la Tierra era el centro de la galaxia. Luego descubrió que se encuentra en una posición, se podría decir marginal, de la Vía Láctea. Este puede ser tiempo de plantearnos la posibilidad de que hay otros seres racionales con capacidad de llegar a este planeta.

Hay muchas personas que afirman haber visto objetos voladores con capacidades que el hombre no pudo alcanzar aún (el mismo que escribe tuvo la experiencia de divisar un ovni que permanecía inmóvil y mientras lo observaba se alejó de un instante a otro a una velocidad inconmensurable). Se puede afirmar entonces que podemos tener visitas extraterrestres. Así mismo que este tiempo podría no ser el primer momento de la historia en que hayamos tenido visitas desde otros planetas, ya que muchos grabados antiguos y jeroglíficos reflejan objetos y figuras no humanas.

Leyendo las Escrituras podemos saber que en algún momento de la historia la Tierra estuvo habitada por una raza de gigantes, y hallazgos y publicaciones recientes lo confirman. Desconozco otros escritos históricos, pero que haya vida racional fuera de nuestro planta no cambia en nada la fe católica. Quizá hayamos alcanzado un nivel de desarrollo como especie en la que Dios permite y abre la posibilidad de contactarnos con individuos de otras especies, que en cuanto especie pueden ser más evolucionados y ciertamente tienen capacidades tecnológicas superiores, puesto que el sólo hecho de llegar hasta nuestro planeta es suficiente prueba de ello.

No tenemos experiencia previa, o, no se ha hecho pública aún, sobre las consecuencias del contacto entre distintas civilizaciones con distinto grado de evolución, pero se puede afirmar sin necesidad de debatir, que la especie menos evolucionada está en desventaja y, por lo tanto, se debería proceder con precaución, llegado el caso, y no olvidar que si Dios lo permite, también nos asistirá si vienen a visitarnos con malas intenciones.

Para finalizar, no sabemos cómo Dios decidió relacionarse con otras especies, pero a la nuestra la elevó a una gran dignidad, y, por esto, ¡alabado sea!



Reflexión 5.
El camino de la vida

Recientemente he visto una gran urbe por televisión, y puesto que desde hace tiempo me he propuesto mantenerme en el camino de la fe, interiormente me surgió el interrogante de cómo se relaciona Dios con tantas personas al mismo tiempo. Al día siguiente recordando esta gran urbe y mi anterior cuestionamiento escuché en mi interior: “Sólo uno se relaciona conmigo” (Ahora recuerdo las palabras de las Escrituras: El justo apenas se salva -1Pedro 4, 18-). Siendo aquél un pueblo de identidad católica y con numerosas iglesias, y el Señor Jesús presente en todos los sagrarios y… ¿sólo uno!?.

En mi adolescencia, llámese por gracia divina, supe que era una época de torbellinos (las pasiones sobre todo) y que había que pasarla de la mejor manera posible. Mirando hacia atrás, no me puedo dar crédito de haber dado lo mejor de mí mismo. Un acontecimiento por allí, algún contratiempo por daño físico por allá, un problema en la columna que cada tanto molestaba, también el no tener el aspecto físico que hubiera preferido, ayudaron a mantenerme a raya en aquellos años “feroces”.

Como suele ocurrir en la vida, sólo al final se puede con claridad hacia el principio, y volviendo a aquellas palabras que escuché en mi interior: Sólo uno se relaciona conmigo, me pregunto: ¿qué estamos haciendo mal?. Los mayores que ya pasaron por el torbellino de la vida acaso no están ayudando a los menores con el conocimiento adquirido?, ¿será que las personas mayores pasaron por el tornado de las pasiones o fueron arrastrados por el mismo? ¿Habrá contención familiar y refugio seguro en la familia? ó, planteándolo de otra manera: ¿ habrá familia que contenga?.

Ciertamente, de una gran ciudad como es Medellín, que una sola persona tenga amistad con Dios es demasiado poco. Trataremos de dar nuestro aporte, por pequeño que sea, y revertir esta situación para tratar de evitar que el torbellino se lleve a los jóvenes de la actualidad, vaya uno a saber hacia adónde. Dios nos ayude a dar buen ejemplo.




Reflexión 6.
La necesidad de una buena formación intelectual

Al entrarse un poco en años, se puede evidenciar con más vigor, la formación intelectual en las personas, la cuál se puede comparar, a grandes rasgos, al vino que logró una correcta maduración con uno que se avinagró. Siendo joven, luego de escandalizarme varias veces con malos consejos de personas adultas, que aunque uno no tenga una visión madura de la realidad, puede discernir, con la gracia de Dios, que no ayudan en nada e incluso, por el contrario, aumentan la carga de nuestros problemas. Así decidí comenzar mi propia búsqueda de la sabiduría. Recuerdo que lo primero que encontré, de casualidad, fue el libro de la biblia denominado así mismo: “Sabiduría”. Lo leí con atención, luego el “Eclesiástico” que le seguía en orden, más tarde el libro de los Proverbios, del cuál pude rescatar proverbios que me fueron muy valiosos, como: “No te perjudiques a ti mismo por tener en cuenta a otros”, que en esa época de mi vida me han ayudado a evitar muchas complicaciones. Debo admitir que tuve que renunciar a alguna amistad, pero no es motivo de arrepentimiento visto desde ahora.

Volviendo a la maduración de la uva, en mi caso personal, comencé la universidad estudiando una carrera de ingeniería, que demandaba mucho esfuerzo, aunque me apasionaba la lógica y entender los algoritmos que regulan las leyes físicas, también me interesaba como las matemáticas explican la realidad desde la abstracción.

Este tiempo me permitió desarrollar hasta cierto punto las capacidades racionales del lado más de la lógica; hasta que hice un cambio radical en la vida, y empecé a cursar la carrera de filosofía. Debo decir que el primer año de cursada llevé el razonamiento de ingeniería, y analizaba en mis lecturas, sobre todo la estructura y dialéctica del contenido de los libros que debía leer, y al centrarme en este aspecto, era una novedad para los profesores leer mis ensayos refutando por ejemplo, la obra maestra de xxx (lo dejo así para no herir sensibilidades, la única pista que puedo dar es que enseñaba a hacer lo que se quiera -cualquier cosa- como algo bueno) por contradecirse en todos sus postulados que plantea al inicio de su obra. Después de experiencias como esta, pensé hacia mis adentros: “Empecé mal en esta carrera”. Pero continué estudiando hasta la filosofía moderna con Descartes, y hasta ahí llegó mi amor por la filosofía. En ese momento, había adquirido un pensamiento estructurado por mi paso por ingeniería y un pensamiento desestructurado por mis estudios de filosofía. Qué fácil resulta ver ambigüedades y contradicciones en lo que se lee diariamente, incluso también en los dichos de los propios representantes del país cuando se tiene las ideas organizadas con claridad. Debo admitir, a mi pesar, que en la actualidad no se tiene un nivel de educación adecuado para ser gobernante, por lo menos en mi país.

En conclusión, en relación a lo anterior y por la gran manipulación que pueden ejercer los medios de comunicación, los políticos de turno, los malos enseñantes, o todo aquel que con buenas o malas intenciones se adentre en la labor de educar a otras personas, considero que es de suma importancia el logro de una correcta formación intelectual, que permita un pensamiento independiente y que ayude a la realización del individuo como ser racional, puesto que esto tranquiliza y da alegría al alma, y quiero afirmar sin miedo a equivocarme, que esto es grato a los ojos de Dios. Por otro lado, como dijo algún santo, si no se puede adquirir mucho conocimiento, basta con amar, por lo tanto, ojalá que no falte nunca el amor a Dios en nuestras sociedades, que con su gracia puede suplir en un instante muchos años de esfuerzo. 




Reflexión 7.
El salto de fe

“Hijo, si te decides a servir al Señor, prepara tu alma para la prueba” (Ecl. 2, 1). Recuerdo cuando leí por primera vez estas palabras de la Sagrada Escritura, no les di la importancia que adquieren cuando llega el momento de vivirlas. Suele suceder con la mayoría de los pasajes que leemos y no comprendemos en ese momento en su plenitud, o por lo menos, no fueron vividos hasta ese momento, esto es, aplicados a nuestra vida.

Por experiencia debo decir que sólo Dios puede probar como él lo hace. Recuerdo de una persona a mí cercana haber escuchado de un sacerdote: “a Dios lo tengo ahí, porque cuanto más uno se acerca, más te exige”, ciertamente es una triste enseñanza, pero dejando de lado este mal ejemplo propio de la flaqueza humana, en algo debo coincidir con este consagrado mediocre: cuanto uno más se acerca a Dios más le exige. Creo que es una actitud que se puede encontrar en cualquier padre de familia, cuando el padre vislumbra que el hijo está progresando, más se interesa en que no se desvíe, y ciertamente, se es más propenso a cometer errores mientras se está andando que cuando se está parado. 

Volviendo al título elegido para esta reflexión, éste surgió de aquella gran película de aventuras: Indiana Jones y el cáliz de la salvación. Este fue el tercer y último paso del protagonista para llegar al cáliz, los dos previos fueron la oración ó súplica y la Palabra de Dios. Esto tiene un paralelismo con el camino de la fe que uno recorre: se empieza con la contricción y oración, luego viene el conocimiento (la Palabra de Dios) y la acción y por último, y ya no depende de uno: el salto de fe. En este estadio se evidencian las palabras de las escrituras donde el Señor propone a sus discípulos tener la capacidad de renunciar a todo por El. No me refiero a llegar a consagrarse mediante votos al Señor ó servir al prójimo brindando diferentes tipos de ayuda, lo cuál es un acto de generosidad y sacrificio, pero es el paso previo. En mi experiencia puedo afirmar que en algún momento supe que podía perder la seguridad que gozaba hasta ese momento si me proponía servir a Dios en lo mío. El que lucha por un mundo más humano, cualquiera sea su aporte, entiende a lo que me refiero, hay mucha resistencia.

Concluyo volviendo a la cita bíblica, que si se decide servir al Señor habrá que estar preparado a dar pelea, con prudencia y con respeto, pero también con sabiduría y sutileza, pues el enemigo es astuto y tiene experiencia. Esta preparación no se consigue de un día para el otro, esto lleva años de esfuerzo y preparación, y en el transcurso, el Señor debe corregirnos muchas veces, pero al final podremos estar preparados para el salto de fe, que lleva a la salvación. 




Reflexión 8.
Quiero leer..

¿Cuántas maneras hay de valorar una situación? Una posible respuesta podría ser: hay ocho mil millones de maneras.. en este planeta, y no sería una respuesta equivocada!, pues como se dice: cada uno es un mundo, y tiene una educación única, una experiencia de vida particular y es irrepetible e irremplazable. Por lo tanto, cada cual tendrá una opinión ó, dicho de otra manera, una valoración propia de cualquier situación, y esto se transmite en las obras que leemos.

En mi experiencia, un buen autor deja espacio a la interpretación y no es agresivo en sus palabras, tiene ideas claras y esto hace amena la lectura de su obra. Por otra parte, un mal autor utiliza un lenguaje hostil y es equivoco en su manera de transmitir el mansaje que pretende transmitir. Una buena lectura alegra el alma y deja una enseñanza o moraleja. Suele ser un buen hábito investigar un poco la biografía del autor, previo a leer su obra, puesto que esto nos proporciona datos sobre su personalidad y sobre su experiencia de vida. Me sucedió cierta vez que leyendo un libro de Nietzsche, el cuál contenía demasiados simbolismos y alusiones a autores clásicos sin citar, llegó un punto de la lectura que tuve que dejar de leer. Más adelante, cuando comencé a comprender a qué hacía alusión, pude juzgar correctamente las intenciones del autor, las cuáles, debo decir, me desagradaron. Por lo tanto una lectura de este tipo, no es aconsejable para quién no tiene un conocimiento previo que permita comprender lo que se está leyendo, puesto que turba el alma y no transmite un mensaje claro.

Pero debo decir que una buena lectura es un gran pasatiempo y permite recrear sanamente la imaginación, esto ayuda a salir de la rutina diaria y da la posibilidad de trasladarnos a una posible realidad, que quizá no tengamos la posibilidad de experimentar en el transcurso de nuestra propia vida. Muchas películas de cine han surgido de libros publicados. 

En este punto, pienso que alguno puede hacer una crítica de lo expresado anteriormente juzgando que es una interpretación personal y subjetiva y, ciertamente es subjetiva, en esto debo coincidir, de otro modo no estaría escribiendo estas líneas, pero con esta reflexión es mi intención el transmitir mi experiencia personal.




Reflexión 9.
Que me alcance esta vida..

Una planta de cebolla tarda en madurar no más de un año, mientras un roble no menos de 20 años, ¿seremos como la cebolla o como el roble? No es esta la pregunta a reflexionar sino ¿cuánto tiempo nos demandan los cambios necesarios para alcanzar la madurez espiritual?. A mitad de una vida promedio, aproximadamente, desarrollamos nuestra personalidad, y por experiencia, puedo afirmar que nos aferramos a lo que hemos logrado como un perro doberman puede aferrarse a un hueso, y quién se atreve a quitarle el hueso al doberman? Con nosotros pasa algo parecido, ya sea por lo que tuvimos que sufrir, o por otros motivos que desconozco, que es realmente difícil lograr que una persona adulta altere en algo su personalidad, como dice el refrán: 'para donde se incline el árbol, para ese lado caerá'.

¿Cuáles son factores que logran alterar la conducta de una persona madura?: Puede ser una enfermedad prolongada, un dolor intenso, también haber sanado heridas y logrado la reconciliación y el olvido de aquello que nos había marcado fuertemente en algún momento de la vida, u otros factores que desconozco, aunque se puede afirmar que están asociados con emociones fuertes. Cuantas veces he escuchado: ¿qué difícil es que cambie tal o cuál?, o aquél persona es un hueso duro de roer, generalmente referido a un adulto.

Es bueno que haya buenos hábitos arraigados, éstos nos ayudan a realizar las mismas tareas de manera sencilla. Pero no todo lo que arrastramos de nuestra vivencia puede ser bueno, aquellas costumbres que adquirimos de pequeños.., esa mala compañía que nos pasó sus modales descorteces.., la mala educación que pudimos haber recibido y nadie corrigió y que ahora genera problemas de convivencia, etc.

En mi experiencia personal, tuve la oportunidad de conocer el movimiento denominado Renovación Carismática, dentro de la Iglesia, que me ayudó a sanar ciertos problemas de infancia. Algunos acuden a técnicas de relajación ó también se organizan reuniones grupales donde se comparten con otras personas aquello que queremos sanar, y esto ayuda también a sacarnos un peso de encima, aunque faltaría en estos últimos casos la parte de la reconciliación con uno mismo y con Dios y quizá con otro, que es un proceso aparte.

Suele ser común en estos días que se madure como una planta de cebolla, a toda prisa, sin mucha enseñanza moral, cambiando a veces los valores tradicionales, reemplazando las tendencias naturales por teoremas filosóficos y teorías abstractas. A cuántos peligros uno se expone en los años en que se está formando su personalidad!,  si a esto sumamos enseñanzas perjudiciales o malos ejemplos (lo que es aún peor) capaces de provocar traumas, en la edad que pueden determinar la conducta de alguien por el resto de su vida de manera muy férrea, el panorama se complica aún más. Si el proceso de sanación de una sola experiencia traumática puede llevar toda una vida de tratamiento, no quiero pensar cómo se podrá corregir una mala educación desde la misma infancia!. Ciertamente el hombre es un ser social, y la sociedad y las naciones necesitan de ingenieros, educadores, militares, deportistas y tantas disciplinas que exigen una mente sana para lograr un buen desempeño, tanto profesional como de realización personal. Se podría escribir un tratado extenso sobre la correcta inserción del ser humano en la sociedad, pero ese no es asunto a tratar en esta reflexión, sino concientizar sobre las dificultades que hoy en día transitan los menores en zonas que antaño se consideraban “seguras” para su formación y aprendizaje, ya sea porque no pueden crecer con la contención de una familia como Dios manda, o porque son víctimas de adultos despiadados, que con sus teorías satánicas que carecen de todo sustento natural, logran confundir las mentes con razonamientos de adultos, e inadecuados para la edad que transitan, sin mencionar el mal ejemplo que viene junto con la mala enseñanza…

Dios nos ayude.

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