viernes, 6 de agosto de 2021

Se anonadó a sí mismo

 


Filipenses 2, 7: “se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres”

-Breve reflexión sobre la cita de la Carta a los Filipenses-

Anonadarse: palabra que proviene del latín: a- (hacia) nonada (nada). Con esto el apóstol Pablo nos dice que Cristo al venir a este mundo se hizo nada, para ser semejante a los hombres. 

Siendo Dios infinito se limitó a sí mismo (sin dejar de serlo), dejó de depender de sí mismo en la naturaleza humana que asume. Porque como está escrito: “En El somos, nos movemos y existimos”. No hay punto de referencia para hacer una comparación sobre lo que implicó la encarnación del Verbo divino, si se pusiera como ejemplo: es como si un hombre dejara de serlo para ser una pulga, también nos quedamos cortos, puesto que ambos son seres finitos y ambos participan del “ser” en la misma manera.

Al considerar entonces este misterio que es la redención del género humano, no se puede estar menos que feliz por el don que quiso hacer Dios de sí mismo: El, que siendo “todo” se hizo nada, para hacer de la nada algo. 

El suceso más importante del género humano parece a menudo pasar desapercibido. Por esto hay que aprovechar el tiempo de navidad para reflexionar sobre los misterios que se nos han revelado para nuestra salvación. Desde tiempos remotos el hombre buscó con afán conocer estos misterios sobre el ser mismo del hombre y la vida eterna, pero al tenerlos al alcance de la mano, se puede caer en la tentación de no darles la importancia que merecen. Y esto es un proceder bastante común en todas las disciplinas, que aquello que no demanda mucho esfuerzo, no es debidamente valorado.

Que el Señor nos de la gracia de vivir constantemente en su presencia hasta alcanzar aquel Reino prometido!


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