sábado, 7 de agosto de 2021

Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos (Jn 15, 15)

 


¡El Señor nos brinda su amistad!, esta sola frase puede consolar cualquier corazón apesumbrado. ¿Qué católico no ha desahogado ante Dios alguna vez en su vida sus pesares? Es la gracia que hemos recibido en el bautismo que nos hace clamar a Dios como a un Padre!. Pero hay una distancia respetuosa hacia el Padre, y esta distancia se alarga en cuanto clamamos ¡a Dios! como nuestro padre. Pero no hay que desanimarse, puesto que el Señor dice a los que hacen Su voluntad: Ya no los llamo servidores (...) los llamo amigos.

La cita continúa así: yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre. Jesús compartió con sus discípulos (y con su Iglesia) los misterios de la vida divina. Lo que el hombre no podía alcanzar mediante el razonamiento, fue revelado en la persona de Jesucristo. Esto ha hecho la labor de conocer a Dios mucho más fácil.

Aunque habría que reflexionar también sobre lo que implica la amistad. Un amigo no se gana de un día para el otro. La amistad implica primeramente conocimiento. No se es amigo de un extraño. Tampoco se puede considerar amigo a quién esconde u oculta cosas sobre sí mismo. Pues esto genera desconfianza y un amigo es alguien en quién confiamos. El que gana un amigo gana un tesoro, leemos en las Escrituras. Y realmente los amigos pueden salvar vidas, o, por lo menos, hacer más liviana nuestra carga cotidiana. Ciertos asuntos se los prefiere confiar a los amigos más que a los padres, ya que los consideramos más cercanos a nosotros mismos, pues se comparten con ellos y se resuelven los mismos problemas de la vida.

Dicho esto, podríamos considerar que la amistad con Jesús también debería tener una relación de cercanía. Cierta vez Jesús dijo a una santa que le hablara como si estuviese presente en la misma habitación, esto para incentivar la familiaridad. Hacemos cosas para nosotros y para nuestros seres queridos, pero también deberíamos hacer para nuestro amigo Dios, y junto con él llevar a cabo su obra. Va a haber contratiempos, es innegable, algún santo dijo que Jesús no trataba muy bien a sus amigos, luego de muchos contratiempos, pero la obra del Señor siempre llega a buen puerto, ¡y en el camino hemos ganado un amigo!. ¡Ojalá tengas una experiencia única de amistad con Jesús!



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.